El principio de exclusión
de Pauli es utilizado ampliamente en física y química porque
nos ayuda a comprender mejor el mundo cuántico, además podemos extender este
principio incluso al ámbito social.
En los átomos más del 99% es vacio. Los protones,
neutrones y electrones solo forman una minúscula parte de materia. Sin embargo,
te has puesto a pensar ¿por qué a pesar de tanto espacio vacío no te hundes y
desapareces en el suelo? Una parte se la debemos a las fuerzas
electromagnéticas sin embargo existe un principio que dice que no pueden existir dos fermiones con todos sus
números cuánticos idénticos juntos. Por ejemplo, los
electrones, que corresponden a la categoría de fermiones, no pueden solaparse uno sobre
otro, y si intentamos colocar a dos electrones en la misma orbita se repelen.
Esta fuerza no es simplemente la fuerza electromagnética,
sino que va más allá de esta. Su presencia es la que impide que las nubes de
electrones que rodean al núcleo se colapsen.
El principio de exclusión de Pauli solamente aplica para los fermiones,
no para los bosones. En un experimento realizado por investigadores de
la Rice
University se utilizaron dos átomos de Litio, uno de los
cuales es un bosón (Litio-7) y el otro un fermion (Litio-6). Se enfriaron los
átomos hasta temperaturas cercanas al cero absoluto. Lo que se
puede apreciar es como la nube del bosón se va compactando sin embargo, la nube
del fermion casi no sufre cambios debido a la repulsión de los fermiones
establecida por el principio de Pauli.
Este principio bien pareciera también regir ciertas
conglomeraciones humanas. Por ejemplo, en un autobús los pasajeros tienden a
ocupar los asientos desocupados más distantes, y cada pasajero que sube, por
regla general tiende a buscar el lugar con mayor espacio. Solamente cuando ya
no hay lugares es que se plantea sentarse al lado de otra persona. Lo mismo
ocurre en las bibliotecas y en baños públicos.
¿Sera tal vez que somos fermiones gigantes?
Fuente: Ojo
científico
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